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Ataque Cardiaco

También indexado como: Ataques Cardiacos, IAM, Infarto del Miocardio
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Informacíon sobre esta condición

Los ataques cardiacos se producen cuando se reduce severamente o se interrumpe el flujo de sangre a una porción del corazón. El resultado es la muerte de las células del músculo cardiaco (lo que se conoce como infarto).

Suplementos útiles

  • Datos científicos fiables y relativamente consistentes que le muestran un benificio considerable a la salud.
  • Estudios contradictorios, insuficientes o preliminarios que meramente le sugieren o que le benifician poco a la salud.
  • Para el uso de hierbas con entre muy poca hasta ninguna aprobación científica, pero apoyado por uso tradicional.
3 stars[3 stars] L-Carnitina
2 stars[2 stars] Aceites de Pescado y de Hígado de Bacalao
2 stars[2 stars] Ácido Fólico
2 stars[2 stars] Arroz de Levadura Roja
2 stars[2 stars] N-Acetilcisteína
2 stars[2 stars] Selenio
2 stars[2 stars] Vitamina E
1 star[1 star] Astrágalo
1 star[1 star] Beta Caroteno
1 star[1 star] Sulfato de Condroitina
1 star[1 star] Vitamina B12
1 star[1 star] Vitamina B6
1 star[1 star] Vitamina C
  • Datos científicos fiables y relativamente consistentes que le muestran un benificio considerable a la salud.
  • Estudios contradictorios, insuficientes o preliminarios que meramente le sugieren o que le benifician poco a la salud.
  • Para el uso de hierbas con entre muy poca hasta ninguna aprobación científica, pero apoyado por uso tradicional.

Síntomas

El primer síntoma de un ataque cardiaco es por lo general un dolor agudo u opresivo en el pecho que puede irradiarse a la espalda, la mandíbula o el brazo izquierdo. La molestia puede ser leve o intensa. Aproximadamente el 20% de los ataques cardiacos son silenciosos (es decir, no producen síntomas y pueden, por lo tanto, pasar desapercibidos). Las personas mayores pueden experimentar falta de aire. También pueden presentarse náusea y vómito. Es común que haya inquietud, palidez, angustia y sudoración.

Otras terapias

El cincuenta por ciento de las muertes por ataque cardiaco se producen en las tres a cuatro horas posteriores al inicio de los síntomas. Por lo tanto, el retraso en el tratamiento puede ser mortal. El tratamiento óptimo y temprano de los ataques cardiacos incluye la administración intravenosa de medicamentos trombolíticos (que disuelven los coágulos), como streptokinase (Kabikinase®, Streptase®), anistreplase (Eminase®) o reteplase (Retavase®). Otros agentes trombolíticos son heparin, hirudin (Hirulog™), abciximab (ReoPro®) y tirofiban (Aggrastat®). Los bloqueadores beta, como atenolol (Tenormin®), metoprolol (Lopressor®) e isoproterenol (Isuprel®) pueden reducir el riego de arritmias potencialmente mortales. A veces se emplean también inhibidores de la ECA, como captopril (Capoten®), lisinopril (Zestril®, Prinivil®) y enalapril (Vasotec®), además de vasodilatarores como nitroglycerin (Nitrobid®, Nitro-Dur®).

Muchos hospitales llevan a cabo un procedimiento llamado angioplastía cardiaca transluminal percutánea primaria (PTCA) para despejar las arterias bloqueadas. Algunas personas pueden beneficiarse más con este procedimiento que con la administración de agentes trombolíticos.

Sugerencias para una vida saludable

  • Dejar de fumar: Fumar aumenta el riesgo de un primer ataque cardiaco en más de 100% en algunas personas. El humo del cigarro inhalado como fumador pasivo aumenta el tamaño de los infartos en animales y afecta a las funciones cardiacas y la tolerancia al ejercicio en quienes sobreviven al ataque, de modo que debe evitarse.

  • Ejercicio: En la mayor parte de los estudios, el ejercicio regular o moderado redujo el riesgo total de sufrir ataques cardiacos. En aquellas personas con riesgo de sufrir ataques cardiacos es preferible un ejercicio moderado que excesivo. Cualquier persona con un padecimiento del corazón o mayor de 40 años debe consultar a un médico antes de comenzar un programa de ejercicios.

  • Pérdida de peso: La obesidad se asocia con un mayor riesgo de padecer ataques cardiacos, en particular entre la gente joven. Los médicos aconsejan a las personas en riesgo de sufrir ataques cardiacos y obesas que recuperen su peso normal.

  • Reducción del estrés: El comportamiento tipo A (siempre preocupado por el reloj, impaciente y agresivo) se ha relacionado con un incremento en el riesgo de sufrir ataques cardiacos en algunos estudios, pero no en todos. La ayuda psicológica dirigida a modificar el comportamiento tipo A puede reducir el riesgo de ataques cardiacos.

Suplementos útiles

  • Carnitina (De 2 a 6 gramos diarios): Este aminoácido es importante para transportar grasas que pueden convertirse en energía en el corazón. Varios estudios han observado que tomar L-carnitina incrementa las oportunidades de sobrevivir a un ataque cardiaco.

  • Vitamina C (De 100 a 200 mg de vitamina C al día, de la comida o de suplementos): Se ha visto que la vitamina C protege los vasos sanguíneos de problemas asociados con el riesgo de ataques cardiacos de diversas maneras. Sin embargo, las investigaciones que han tratado de relacionar a la vitamina C directamente con una protección contra los ataques cardiacos no son concluyentes. La razón de esta discrepancia parece estar relacionada con la cantidad de vitamina C en cuestión. Las deficiencias verdaderas o marginales de vitamina C parecen aumentar el riesgo de padecer ataques cardiacos. Sin embargo, en pruebas en las que se compararon los niveles adecuados de vitamina C con otros más elevados, la vitamina C adicional no pareció brindar ningún efecto protector.

  • Magnesio (Intravenoso, inmediatamente después de un IAM): Los resultados de las pruebas son contradictorios; consulte a su cardiólogo.

  • Astrágalo (Astragalus membranaceus): Estudios clínicos preliminares en China sugieren que el astrágalo puede ser benéfico para aquellos que ya han sufrido un ataque cardiaco, o para quienes tienen angina de pecho.

Una dieta más sana puede manejar mejor los síntomas de muchas enfermedades y encima aumentar la calidad de la vida en general. Con respecto a esta condición, los científicos han comprobado que comer más sano puede aliviar sus síntomas.

  • Consumir la grasa adecuada: Consumir alimentos ricos en grasas saturadas (carne y grasas de la leche) y ácidos grasos trans (como la margarina, los aceites vegetales hidrogenados y muchos alimentos procesados que contienen aceites vegetales hidrogenados) puede incrementar el riesgo de padecer un ataque cardiaco. Por otra parte, consumir alimentos altos en grasas monoinsaturadas (como el aceite de oliva) y grasas poliinsaturadas (como las de las nueces y la mayor parte de los aceites vegetales) puede reducir el riesgo.

  • Consumir nueces: Las investigaciones arrojan resultados uniformes que muestran que las personas que consumen nueces con frecuencia (almendras y nueces) tienen un menor riesgo de padecer enfermedades cardiacas. Las avellanas y los pistaches también podrían ayudar a reducir el colesterol.

  • Comer pescado: Varios estudios han encontrado que consumir pescado reduce la cantidad de muertes debidas a ataques cardiacos, así como la cantidad de infartos, aunque algunos investigadores no han confirmado estas observaciones. La relación entre consumir pescado y la prevención de los ataques cardiacos se apoya en las investigaciones que han demostrado que los suplementos de aceite de pescado ayudan a aliviar la aterosclerosis.

  • Evitar el huevo: En algunos estudios, aunque no en todos, se ha encontrado que la gente que come huevo tiene más probabilidades de morir de cualquier tipo de enfermedades cardiacas, incluyendo ataques cardiacos.

  • Consumir una dieta rica en fibra: La fibra soluble en agua (abundante en la avena, las semillas de Psyllium, la fruta, las verduras y las leguminosas) puede reducir el riesgo de padecer ataques cardiacos, probablemente porque esta fibra reduce el colesterol. La fibra que no es soluble (como la del cereal y la cascarilla del Psyllium) puede ofrecer aún mayor protección, aunque los científicos todavía no entienden por qué. Hasta que los detalles se comprendan mejor, los médicos con frecuencia recomiendan aumentar el consumo de frutas, verduras, frijoles, avena y cereales enteros.

  • Consumir alcohol con moderación: La mayor parte de los estudios confirma que un consumo leve a moderado de alcohol (de una a tres copas diarias) reduce considerablemente el riesgo de sufrir ataques cardiacos, en comparación con quienes no beben o lo hacen en exceso. A pesar de este efecto saludable, el consumo de alcohol puede provocar enfermedades hepáticas, cáncer, presión arterial elevada, alcoholismo, y, si se toma en exceso, incrementa también el riesgo de padecer ataques cardiacos. Para decidir si un consumo moderado de alcohol puede beneficiarlas o no, las personas con un riesgo elevado de padecer ataques cardiacos deben consultar a su médico.

  • Evitar el café Se ha demostrado que beber cinco tazas o más de café al día aumenta el riesgo de padecer ataques cardiacos no mortales, tanto en hombres como en mujeres.

  • Reducir el consumo de sal: Entre las personas con sobrepeso, un incremento en el consumo de sal aumenta el riesgo de muerte por ataque cardiaco.

  • Limitar el consumo de azúcar: Comer demasiada azúcar puede reducir el colesterol de HDL ("bueno"), incrementar los triglicéridos y aumentar otros factores de riesgo ligados a los ataques cardiacos.

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